[MERCURIADOS]

 
 

Testimonio de Sandy Duffy (VERDADES ocultas sobre la amalgama)

8 de mayo de 2003, 14:00

Ante el Comité de Reforma del Gobierno, el Comité de Bienestar y el Subcomité de Derechos Humanos

Al presidente Burton y otros distinguidos miembros del Comité:

Antecedentes

Soy Sandy Duffy[1], y trabajo como abogada en Multnomah, Oregón, el mismo condado donde se encuentra Portland. Me uní a la causa de los empastes libres de mercurio cuando falló el tratamiento del cáncer de próstata de mi marido, de 48 años, que fue enviado a casa para esperar el desenlace inevitable. Teniendo un hijo de siete, esa no era una solución aceptable para mí.

Mientras buscaba ayuda para mi marido, me enteré de que el mercurio deprime el sistema inmunológico, y de que la principal fuente de esta sustancia en humanos son los empastes de amalgama. Me quedé anonadada. Sabía que el mercurio es un tóxico muy peligroso, y no podía creerme que el gobierno federal no hubiera tomado medidas en contra de una sustancia dañina que el 80% de norteamericanos lleva en la boca. ¿Cómo era posible?

Cómo ocultar la presencia del mercurio en los empastes de amalgama

Ahora sé que mi ignorancia no era un caso aislado. El 60% de los norteamericanos desconoce la controversia respecto a la seguridad de la amalgama de mercurio. Los dentistas llevan usándola durante más de 170 años, pero han logrado, principalmente a través de la influyente organización ADA (Asociación Dental Americana), ocultar el hecho de que un 50% de la amalgama es mercurio elemental (metálico). ¿Cómo lo han conseguido? Mediante los siguientes métodos:

Ø  Creando una pirámide “tripartita” de asociaciones dentales (la ADA, las asociaciones dentales estatales y las sociedades dentales de los condados), en la que la información va de la punta a la base.

Ø  Empleando el término “amalgamas de plata” y ocultando el hecho de que su composición es 50% mercurio.

Ø  Ejerciendo presión política para impulsar leyes estatales que permiten a las asociaciones dentales del estado confeccionar una lista de representantes seleccionados por ellos, de la que el gobernador elige a los miembros del consejo de regulación.

Ø  Entretejiendo la ADA con las juntas directivas de las asociaciones dentales de cada Estado. La organización nacional de dichas juntas, la American Association of Dental Examiners (Asociación Americana de Evaluadores Dentales) se encuentra de hecho en las oficinas generales de la ADA.

Ø  Entretejiendo la ADA con las agencia federales encargadas de regular la seguridad de las herramientas y del entorno de trabajo de los odontólogos, así como con la que se ocupa de la subvención de las campañas de investigación sobre materia dental.

Ø  Preparando campañas organizadas de desinformación. Un ejemplo es la fuerte presión política de las “asociaciones dentales tripartitas” a nivel federal y estatal, que afirman que no hay evidencia alguna de que la amalgama de mercurio tenga consecuencias adversas para la salud, cuando existen pruebas científicas que demuestran justamente lo contrario.

Ø  Haciendo que las asociaciones de comercio dental y las juntas de regulación dental adopten un “código ético”, según el cual se considera fraudulento y falto de ética que un dentista les diga a sus pacientes que retirar los empastes de amalgama de mercurio ayuda a eliminar esta sustancia tóxica del cuerpo.

Ø  Haciendo que las juntas de regulación tomen medidas judiciales contra los dentistas contrarios al mercurio por promocionar la odontología libre de esta sustancia y por violar el “código ético” al informar a sus pacientes de la toxicidad del mercurio.

La “orden de mordaza”

El “código ético” es una de las herramientas más poderosas y efectivas a la hora de intimidar a los dentistas contrarios al mercurio para que dejen de informar a sus pacientes sobre la presencia de esta sustancia en los empastes de amalgama, y los riesgos que conlleva. La ADA allanó el camino para las juntas de regulación de los estados al adoptar la “Norma Ética 5A”, la cual declara:

“retirar la amalgama […] con el supuesto objetivo de eliminar sustancias tóxicas del organismo, cuando […] se lleve a cabo sólo por la recomendación o sugerencia de un odontólogo, es inapropiado y carente de ética”.

Si bien la ADA afirma que no prohíbe a los dentistas mencionar la amalgama, esta norma deja bien claro que no deben hablar de un tema concreto: retirar dicha amalgama. Los dentistas que no emplean mercurio temen que cualquier cosa que digan en contra de la amalgama pueda ser interpretada, por una junta siempre alerta, como defensa de la eliminación de los empastes de amalgama. La Junta de Odontología de Oregón adoptó una normativa aún más dura, según la cual:

“Se considera fraude […] que un dentista anime a un paciente a retirar […] las reconstrucciones de amalgama, simplemente para sustituirlas con un material que no contenga mercurio […]”.

En Oregón, el fraude es suficiente para retirarle a un dentista su licencia para ejercer. Esta normativa también conmina a los dentistas a no defender, es decir, a no hablar de un tema concreto: la eliminación de las amalgamas.

El año pasado logré la ayuda de la ACLU (Unión Americana por las Libertades Civiles) para desafiar esta normativa de la Junta Dental de Oregón. La ACLU convenció a la oficina del Fiscal General de Oregón para que recomendara a la Junta que rescindiera esta normativa, ya que era una limitación inconstitucional de la libertad de expresión. El 8 de marzo de 2002 la Junta rescindió la normativa. La semana pasada le pregunté a mi dentista contrario al mercurio lo que opinaba personalmente de la rescisión de esta normativa. Afirmó que de esta manera se eliminaba una “orden de mordaza” muy efectiva. Ahora es libre de aconsejar a sus pacientes sobre los riesgos del mercurio de los empastes, y puede hablarles de otras alternativas más seguras. Antes de la rescisión de la normativa, no se sentía libre de mencionar estos temas.

Más tarde, en mayo del año pasado, viajé a Des Moines, Iowa, para testificar ante un comité legislativo que estaba revisando la normativa administrativa, y considerando una similar:

Recomendar la eliminación de las reconstrucciones o retirarlas […] con el supuesto propósito de eliminar sustancias tóxicas del cuerpo, cuando dicha actividad sea llevada a cabo por un odontólogo, es deshonesta y un régimen de tratamiento inaceptable”.

Y, de nuevo, un tratamiento de régimen inaceptable pone al dentista en peligro de ver revocada su licencia, lo cual ha sucedido, de hecho, en Iowa.El comité legislativo solicitó la opinión del Fiscal General sobre la constitucionalidad de dicha normativa. Tras la intervención de la ACLU de Iowa, el Fiscal General emitió oficialmente una Opinión del Fiscal General que llegaba a la siguiente conclusión:

“Los dentistas tienen derecho a la libertad de expresión para dar su opinión y, de buena fe, aconsejar a sus pacientes, permaneciendo a salvo de una intervención injustificada por parte del gobierno. La Junta Dental debe mostrarse cuidadosa a la hora de aplicar esta normativa u otras similares para evitar la limitación de la libertad de expresión. A la luz de la ley resumida en esta Opinión, aconsejamos a la Junta que se replantee la viabilidad de la subnormativa 27.7 (8) […]”.

La Junta de Odontólogos de Iowa ha fijado una reunión el 18 de junio de 2003 para rescindir la normativa.

El gobierno de Arizona dio un paso sin precedentes: envió una carta reprendiendo a la Junta dental de este estado por entablar una larga y cara batalla legal contra un dentista opuesto al mercurio. El Arizona Goldwater Center sugiere que la solución a este problema es seleccionar dentistas contrario al mercurio y nombrarlos miembros de la Junta Dental. Esto significa que habrá que arrebatar a las asociaciones dentales estatales afiliadas a la ADA el control de las listas de candidatos para la Junta.

La experiencia de lo sucedido en Oregón, Iowa y Arizona muestra que la mayoría de dentistas que emplean el mercurio ha ejercido poderes reguladores para controlar la libertad de expresión de los dentistas contrarios al mercurio, y han interferido en su relación con los pacientes para proteger el uso sin trabas del mercurio para la mayoría de dentistas. El efecto de esta orden de mordaza es competitividad deshonesta. Los dentistas que emplean mercurio están limitando a los que se oponen a esta sustancia, que en la actualidad están entre el 21 y el 28% del total de dentistas practicantes[2].

Los resultados de la investigación del NIDCR

He aquí una pregunta que no puede obviarse: en lo que respecta a la amalgama de mercurio, ¿están las agencias federales protegiendo la salud de los ciudadanos, o más bien los intereses económicos de los dentistas partidarios del mercurio? Debido al poco tiempo que tengo hoy, limitaré mis comentarios simplemente al Instituto Nacional de Investigación Craneofacial (NIDCR).En la década de los 40, la ADA logró, mediante presión política, que se creara una división del Instituto Nacional de Salud (INS) para la investigación relacionada con la odontología. Desde entonces, el NIDCR ha estado en manos de dentistas que emplean mercurio. Son ellos quienes deciden quién recibe el dinero de los contribuyentes para investigación, qué temas se han de investigar y qué resultados deben publicarse. Si bien la ADA ha reiterado en numerosas ocasiones que no existen estudios creíbles que relacionen la amalgama de mercurio con enfermedades concretas, la base de datos del NIDCR revela que desde 1972 ha financiado 543 estudios relacionados con la amalgama.

He analizado los estudios realizados en los últimos 10 años, y he podido comprobar que sólo se ha publicado uno del NIDCR. ¿Acaso ha encontrado la ADA cantidades ingentes de pruebas de que la amalgama de mercurio es segura y efectiva? Permítanme que lo ponga en duda. Las habrían publicado rápidamente y la ADA las habría publicitado al máximo. Animo encarecidamente a este Comité para que solicite copias de dichos 543 estudios (no resúmenes) y que proporcione copias también a abogados contrarios al uso del mercurio para que evalúen la calidad y resultados de la investigación.

El folleto de los “empastes de plata”

Por ultimo, me gustaría mostrarles un ejemplo de la información engañosa que proporciona la ADA a los dentistas para que convenzan a sus pacientes de la seguridad de la amalgama de mercurio cuando estos expresan su preocupación por el uso del mercurio en la odontología.

MUESTRA AMPLIADA DEL FOLLETO 

La portada asegura que el folleto proporciona información sobre los “empastes de plata”. En muchos Estados, es una violación de las leyes de protección del consumidor describir un producto refiriéndose a un componente que supone un porcentaje mínimo del producto. Puesto que el mercurio es, con diferencia, el ingrediente fundamental de los empastes de amalgama, este folleto no es sino un intento de confundir a los consumidores para que crean que los “empastes de plata” están compuestos principalmente por dicho metal precioso, ocultando así la importante y tóxica presencia del mercurio.

El folleto enumera una serie de preguntas que un paciente podría tener sobre la amalgama de mercurio y las respuestas del ADA. He adjuntado a mis comentarios de hoy varios documentos que pueden ser de gran interés, incluida una tabla que consiste básicamente en una refutación de la desinformación presente en este folleto, junto con citas que documentan mis afirmaciones.

Conclusión

La ADA ya se ha puesto en contacto con todos los miembros del congreso para solicitar el rechazo de la HR 1680, la ley Watson/Burton, que obliga a que el paciente dé permiso expreso y con conocimiento de causa antes de que se le coloque un empaste de amalgama de mercurio.

La ADA ha dejado claro que su objetivo es mantener a los ciudadanos estadounidenses ignorantes de los riesgos de la amalgama de mercurio. El alcance de este Comité incluye el tema de los Derechos Humanos. Digo, pues, que el uso continuado de la amalgama de mercurio con la complicidad de las agencias federales es una violación del Código de Nuremberg, que prohíbe la experimentación en seres humanos sin permiso expreso y conocimiento de causa por parte de los interesados.

Los Institutos Nacionales de Salud (INS) han afirmado que Código es aplicable a sus decisiones, lo cual incluye al NIDCR (Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial). Resulta casi inquietante lo apropiado que sería aplicar este código en el caso de la amalgama.

Para concluir con una nota más positiva, comentaré que a mi marido le retiraron las amalgamas, se sometió a un proceso de desintoxicación del mercurio, y está vivo y con buena salud. Ahora trabaja a jornada completa y realiza muchas actividades con nuestro hijo de casi 13 años.

Quiero agradecerles, presidente Burton, congresista Watson y resto de miembros del Comité, la oportunidad que me han ofrecido de sacar a la luz el tema del mercurio en los empastes dentales, y les animo a que continúen investigando este gravísimo problema de salud.

NOTA: Traducido del documento original (www.ftc.gov/os/comments/healthcarecomments2/030508duffy.pdf) por Nereida Jaén (colaboradora de MERCURIADOS).  


[1] 5647 Bay Creek Drive, Lake Oswego, OR 97035; (503) 603-9333;  Email: DentalChoice1@aol.com

[2] Christiansen Research Institute (Instituto de Investigación Christiansen) y Dental Products Magazine (Revista de Productos Dentales).

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